Esto no pretende del todo ser una presentación, una invitación al libro Campo del Cielo, de Mariano Quirós. Para quienes no lo leyeron: no creo que leer este texto entero arruine la lectura, pero pueden hacer una pausa e ir a buscarlo. Esto va a servir, al fin y al cabo, no tanto para empezar con Campo del Cielo, sino para ordenar la novela escondida que hay en Campo del Cielo.
Sucede que, aunque el libro se presenta como una antología de relatos, entre cuento y cuento se va tejiendo algo más grande, que puede dar en llamarse novela. Se puede decir que existen dos libros, dos decisiones. Ahora estoy hablando de la novela y por eso, por ejemplo, voy a hablar de capítulos y no de cuentos. Leerlo de este modo implica convertir sucesos aislados de carácter fantástico, o sencillamente extraño, en una historia completa casi de horror cósmico.
Para lograrlo, Quirós meticulosamente reparte y repite, entre los “relatos”, acontecimientos, espacios y personajes. Siempre con el escenario común de Campo del Cielo, Chaco, los mismos nombres intervienen directa o indirectamente en cada episodio —especialmente el oficial Ruchi, que aparece en casi todos los capítulos—. Lo que falta a este proyecto es orden. Los sucesos no están contados del primero al último. De eso debe encargarse el lector o, por caso, yo mismo. Así que esto es, más que un prólogo, un índice. Un intento por establecer la cronología de Campo del Cielo. Pero vamos de a poco.
El primer “capítulo” es “El nene” y sirve para introducir el tema del libro: la influencia de Campo del Cielo —de los meteoritos— en sus habitantes. También sirve para entender qué es Campo del Cielo; un rincón donde, hace miles —o quizás sólo cientos— de años, cayeron meteoritos. Aún no sabemos a qué momento pertenece este capítulo, pero ya aparecen tres personajes que es bueno recordar: el oficial Ruchi (por supuesto), Quique (el Nene) y su padre.
El segundo es “El cráter milenario” y ya tiene una pista cronológica. En él se cuenta la inauguración del Festival del Meteorito. Campo del Cielo se vuelve una atracción turística. También es curioso mencionar que aparece una perra llamada India, un continuum en la obra de Quirós —tengo que aclarar: nunca es el mismo perro—. La inauguración del Festival del Meteorito sólo volverá a aparecer en el quinto capítulo, “Nicky García” —mezcla de Ricky Espinosa y Charly García—. Podemos decir entonces que capítulo 2 y 5 suceden en la misma época, lo que llamo Tiempo 1.
El capítulo 3 es “Un meteorito que corre” y en él se habla de los Festivales del Meteorito. Es, por lo tanto, posterior al Tiempo 1 —ergo, Tiempo 2—. Hasta ahora sólo sabemos que, hacia el Tiempo 2, el Festival del Meteorito se siguió festejando, es una tradición ya instaurada. Al mismo grupo pertenece el capítulo 6, “El boxeador y su extraterrestre”. No sólo por la mención del Festival, sino por un suceso específico que lo vinculará con el cuento anterior (el de Nicky).
Entre el cuento 5 y 6, la intención de hacer una novela queda clara. En ese pasaje (al final del 5), Nicky se enfrenta con Julio —el empleado escuálido de una estación de servicio— y pierde. En el siguiente capítulo, se nos cuenta que Julio hace años es un boxeador. La paliza que le dio a Nicky García inspiró a su jefe, Medina, para explotar la fuerza de su empleado. Este capítulo, además, deja claras dos cosas que pasan en el Tiempo 2: la desaparición de perros y la presencia de un posible chupacabras. Y, por supuesto, “el extraterrestre”, que sólo aparece cuando Julio recibe un golpe en la cabeza.
No recomiendo nunca empezar el libro por el séptimo relato, “Mi mujer y su chupacabras”. Éste es quizás el más novelesco, porque se hace muy confuso leerlo sin conocer el resto (¿quién es Ruchi?, ¿por qué hay un chupacabras?, ¿qué pasa con los perros?). Aparecen de nuevo Quique y el padre (de manera sorpresiva; y por lo tanto, el capítulo 1 es del Tiempo 2). Sin quererlo, Quique usa su influencia de los meteoritos para advertir sobre el paradero de la mujer, perdida, acaso afectada por lo mismo. Ruchi y sus hombres no pueden ayudar al narrador en su búsqueda porque comenzaron la cacería del chupacabras, el mismo que se menciona en el sexto capítulo y que aparecerá también en “El artista de otro mundo” —aunque al final encuentran a la tipa “de casualidad”, supuestamente “violada por el bicho”.
Éste capítulo (“El artista…”) debería ser el último en la cronología, porque termina al día siguiente de la cacería —infructífera— del monstruo. Nuevamente, un personaje (“el artista”, Juan Prause) se ve afectado por la influencia meteorítica. Los resultados, más confusos que los del capítulo anterior, son los más terroríficos de la novela. El propio Ruchi encuentra una conclusión que hace imposible ubicar los otros capítulos definitivamente después.
¿Qué pasa con el cuarto y el octavo capítulo? En esos dos no puede decirse bien a cuándo pertenecen. Lo cierto es que en “Tibisai” (el cuarto) reaparecen Medina y los sucesos paranormales. En “Jorgelina” (el octavo), ni siquiera aparece Ruchi, ni se menciona Campo del Cielo. De él sólo se puede mencionar la influencia de “Jorgelina la cantora”, de Kafka. Por lo demás, parece el más colgado de los capítulos, como agregado antes de que existiera el proyecto o acaso para alcanzar un número de páginas determinado. Pero es un lindo cuento.
Ahora bien, existe también un Tiempo 0 y aparece en el capítulo que queda, “Los orígenes”. Éste, como indica el nombre, es un tiempo indeterminado y largo que nos cuenta de dónde viene Campo del Cielo. Se recorre históricamente la influencia de las rocas espaciales sobre las personas y, sobre todo, se entremezclan las distintas fundaciones míticas del lugar. Esto parecería poco si no fuera porque en otros capítulos (3, 5 y 8, por ejemplo) los personajes ponen esos orígenes, disímiles y contradictorios, en sus bocas.
De modo que:
Tenemos, en fin, tres “épocas” más una indeterminada (de “Tibisai” y “Jorgelina”). El origen, la inauguración y, si se quiere, el chupacabras. Espero que eso sirva para organizar la lectura y “encontrar” la novela.
Con el título de Campo del Cielo se vende como un libro de cuentos y fue publicada por Tusquets Editora en 2019. Mariano Quirós tiene también otros libros de cuentos muy destacables, como La luz mala dentro de mí, que ganó el Premio del FNA en 2014. Sobre uno de sus relatos, “Cazador de tapires”, escribí en “Dos cuentos de padres, hijos y cazadores”.
Este NewsLetter está motivado únicamente por mis ganas de hablar de literatura. Mi propósito no es hacer gacetillas ni contratapas. Lo que me interesa es la literatura como trabajo mecánico. En el sentido de poder desentrañar cómo es que un objeto funciona, cómo se comporta.
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